La Tierra es un planeta dinámico, lleno de energía interna, que vibra, ruge y se estremece. Esa manifestación de energía ha sido uno de los mayores enigmas que los humanos han deseado durante siglos develar. La existencia de los fósiles de animales marinos en las rocas de las montañas a cientos de kilómetros del mar más próximo ha sido uno de los fenómenos que el hombre ha intentado explicar a través de la formulación de múltiples teorías a lo largo de la historia de la humanidad.
La posibilidad de contemplar rocas, fósiles y eventos geológicos iguales en lugares muy alejados del planeta, fueron algunos de los estímulos que fomentaron el planteamiento de teorías atrevidas como la posibilidad de que los continentes no hayan estado siempre en el lugar que hoy ocupan, planteada por Alfred Wegener, y que sugería la presencia de fuerzas que movían los continentes(matemáticamente imposibles) sobre el fondo rocoso de los océanos, sin que antes esas mismas fuerzas frenaran la rotación del planeta. Es entonces a través de esta idea que comienzan a surgir las llamadas ciencias de la Tierra: Geología, Paleontología, Biología y muchas otras más.
La Paleontología es considerada la pieza intermedia entre la Biología y la Geología debido a su estrecho interés en comprender el desarrollo de diferentes formas de vida a través del tiempo en el planeta. Al igual que el resto de las ciencias de la Tierra presenta un período pre- científico que inicia con la prehistoria y finaliza a mitad del siglo XVII.
Pasaron muchos años en la historia humana para que las ideas poco claras sobre el significado de los fósiles comenzaran a tener fuerza en el pensamiento de los hombres. Por ejemplo, los hallazgos de restos fósiles en las tumbas de humanos representaron durante siglos parte de las tradiciones orales. Entre ellos se destacaron los collares de ámbar que se encontraban muchas veces a varios kilómetros de los lugares donde se extraía. En Egipto, algunos sacerdotes notaron la existencia de conchas de organismos marinos en cerros que se encontraban en la orilla del río Nilo. Los egipcios se dedicaron durante varios años a sacar rocas para construir sus templos, por lo cual concluyeron según Heródoto que allí debía haber estado en algún tiempo el mar.
Se suman a este grupo de curiosos, los griegos, representados por Plinio.1 Nota 1quien publica una serie de relatos hechos por otros griegos y le da el nombre de fósiles a todo aquello que se extrae de la Tierra; y Aristóteles, este último retardó por más de 15 siglos el desarrollo de la Paleontología al considerar los fósiles como pequeñas curiosidades de la naturaleza que no tenían origen orgánico.
Las ideas de Aristóteles se mantuvieron vigentes hasta que Boccaccio y Leonardo da Vinci volvieron a la idea de que las conchas de organismos marinos en zonas continentales de Florencia, tenían un origen orgánico y además eran producto de la invasión del mar. Con Leonardo da Vinci se inicia un período transitorio en la Paleontología, caracterizado por la refutación de todas aquellas ideas pertenecientes a las escuelas escolásticas. En esta etapa se publican varias colecciones de fósiles por parte de algunos científicos como Valerius Cordus (1561), Konrad Gessner (1540) y Nicolás Steno, quien inicia el pensamiento geológico histórico al reconocer la importancia de los estratos e interpreta los fósiles como restos de organismos.
1 nota 1: LLC, History of palaeontology, History of Invertebrate paleozoology.
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